La polémica
idea del “fin del ciclo progresista”
fue tomando muchas fuerzas en medios de comunicación y círculos
intelectuales. Sin embargo, múltiples intelectuales de izquierda han
renegado de esta tesis. Atilio Boron calificó este planteamiento
como “infundado”, García
Linera negó la existencia de un “fin de
ciclo” y caracterizó este momento como un
“reflujo de cambio de época”
y Rafael Correa habló de la “Restauración
Conservadora”. Lo cierto es que hay un
cambio importante en la correlación de fuerzas en latinoamericana y
se viene afianzando una ola de gobiernos conservadores en la región.
En este contexto, Pablo Iglesias, líder del partido Podemos de
España, deja una pregunta al aire en su programa “Vuelta
de Tuerka”: ¿está derrotada la izquierda
latinoamericana?
Intentemos
ensayar una respuesta. Son evidentes los reveses sufridos por los
gobiernos de centro izquierda y populistas en A.L. El Golpe de Estado
a Zelaya en Honduras en el 2009 y a Fernando Lugo en Paraguay en el
año 2012, parecían simples retrocesos para una izquierda en auge.
Sin embargo, el panorama se complicaría. La muerte de Néstor
Kirchner en el 2010, la de Hugo Chávez en el 2013 y Fidel Castro en
el 2016, debilitarían los procesos latinoamericanos. La ola de
derrotas electorales comenzaría por Argentina con la victoria de
Mauricio Macri contra el kirchnerista Daniel Scioli en el año 2015.
Ese mismo año sería derrotado el chavismo en las elecciones
parlamentarias venezolanas, donde la oposición obtendría la
mayoría. Posteriormente, la derrota del Referéndum Consultivo en
Bolivia y el “impeachment” contra Dilma en Brasil en el 2016,
terminaría de marcar la nueva correlación de fuerzas en A.L.
Las figuras
de Macri, Kuczynski, Santos, Piñera, Peña Nieto y Temer le dan un
vuelco hacia la derecha a la región y le imprimen un corte
empresarial a la política del continente Se ve lejos la IV Cumbre de
Mar de Plata en la que liderazgos del llamado “progresismo” se
opusieron al proyecto del ALCA. Tampoco parece tener el mismo vigor
las novedosas instancias de integración regional como ALBA, UNASUR.
Mucho menos aquella cumbre de CELAC donde la izquierda se presentó,
con sus matices, con 14 gobiernos de izquierda.
Con la
victoria de Donald Trump en EEUU este panorama se afianza. Las
ventanas abiertas para la izquierda durante la Administración Obama
por la restitución de las relaciones diplomáticas Cuba-EEUU, los
“acuerdos de paz” en Colombia y los Diálogos en Venezuela
diseñados por Thomas Shannon, se cierran con la llegada de Trump al
poder.
En el año
2018 Cuba parece estancarse, en Venezuela Nicolás Maduro busca
reelegirse cuando el país atraviesa una crisis económica profunda,
la nación se encuentra cercada y sus funcionarios sancionados, el
Correismo sufre una fractura importante que deriva en una
confrontación abierta entre Correa y su sucesor Lenin Moreno, Evo
busca la manera de reelegirse, mientras Lula y Cristina enfrentan
juicios por presuntos casos de corrupción.
No obstante,
en el 2018-2019 habrá una serie de procesos electorales
trascendentales para la región y donde se pudieran prefigurar una
contraofensiva de una “nueva izquierda latinoamericana”, todavía
la disputa sigue en carne viva, no hay un “fin de ciclo” sino un
reacomodo de fuerzas:
Los
resultados de las elecciones en Brasil, México, Colombia y Venezuela
serán determinantes para el clima político de la región. En los
primeros tres, se vuelven a consolidar liderazgos de una izquierda
moderada que cobra cada vez más fuerza en A.L. Veamos:
La ultra
derecha ganó terreno en Colombia después de que la llamada
“Coalición del No”,
liderada por Uribe Vélez, se impusiera en el “Plesbicito para la
aprobación de los acuerdos de paz” en el año 2016, en contra de
la derecha santista y de toda la izquierda. Sin embargo, de cara a
estas elecciones presidenciales Uribe no logro rearmar la “Coalición
del No”, el santismo no presenta candidato aún y el candidato de
la izquierda Moderada Gustavo Petro empieza a puntear en las
encuestas. Con un 23,4 % de la intención de voto según la
encuesta Invamer, Petro empieza a valorar
posibilidades de éxito de su candidatura.
Ahora bien,
la elecciones en Colombia requieren de una segunda vuelta, por lo
cual, los candidatos que conformaron “la Coalición del No”
pudieran unirse en un frente donde se sume el uribismo y el
exsantismo para derrotar al exalcalde de Bogotá Gustavo Petro. La
respuesta de Petro a esta estrategia, está claramente expuesta en
una ponencia sostenida en la universidad Javeriana: “¿Nos
Juntamos?”, es la pregunta que Petro le
haría en público a los candidatos más importantes del centro
político y de la centro-izquierda.
Candidatos independientes de centro como Gustavo Fajardo o Humberto
de la Calle tienen una amplia aceptación dentro del electorado
colombiano. Si Petro logra convencer a estos sectores de formar una
coalición, se convertiría a poco tiempo de las elecciones, en una
opción de izquierda con amplias posibilidades de ganar. Juega contra
Petro el sectarismo de la izquierda y las dificultades para conciliar
un programa con el centro.
Por último,
es importante señalar que la histórica candidatura de izquierda del
exjefe de las FARC-EP Rodrigo Londoño “Timochenko”
y de la luchadora social Piedad Córdoba no han demostrado tener
mayor aceptación. El auge del movimiento político amplio, conocido
como “Marcha Patriótica”,
en la que confluyeron diferentes sectores de la izquierda, parece
haber perecido con la creación del partido
FARC y, en consecuencia, haberse desintegrado
la naciente unidad.
El
partido FARC no convence y mantiene la
simbología del conflicto armado colombiano. Asimismo, el ELN declara
“paro armado” en
varias zonas del país y se erige como el principal actor del
conflicto en este momento. Obviamente, esta realidad y la crisis en
Venezuela forman parte de la batería de argumentos usada por la
ultraderecha contra Gustavo Petro.
Elecciones
Federales en México:
El hoy
candidato por el partido Morena, López Obrador, ha sido candidato
presidencial en el 2006 y en el 2012. En ambas contiendas electorales
López Obrador ha denunciado fraude. Una
vez más se lanza al proceso electoral para el año 2018 teniendo un
38% de la intención de voto para el mes de febrero, lo que lo coloca
a la punta del proceso electoral. Las conservadoras fuerzas del PRI,
el PAN y el PRD se encuentran divididas en las candidaturas de Meade
y Cortes. Para oponerse a la renovación institucional que propone
López Obrador, ambas fuerzas han acordado una maniobra vil contra la
voluntad electoral y la democracia, al pretender imponer por decisión
del Congreso una “segunda vuelta”
en México, lo que favorecería la alianza
PRI-PAN-PRD contra López Obrador.
Además,
López Obrador no cuenta con el consenso de toda la izquierda. El
EZLN por ejemplo, intentó de manera fallida, lanzar como a
“Marichuy” como
candidata indígena independiente. Sin embargo, no lograron recoger
las firmas reglamentarias para su inscripción en la candidatura. Aun
no se ha manifestado un acuerdo abierto entre ambos sectores de la
izquierda.
En este
sentido, al igual que Petro, López Obrador no solo tendrá que
enfrentarse a las posibilidades de fraude de la cúpula política de
mexicana, también tendrá que hacer una labor diplomática para
lograr sumar decididamente a la izquierda.
Quien
fuera un humilde sindicalista obrero se ha convertido en una de las
figuras más importantes de Brasil. Lula Da Silva quien fue
presidente durante dos periodos desde el 2003 hasta el 2010. Despues
de haber alcanzado importantes logros económicos y sociales para
Brasil, el líder de la poderosa maquinaria del Partido de los
Trabajadores sufrió algunos problemas de salud que lo apartaron de
la política. Dilma Rousseff, presidenta del Brasil a partir del 2011
hasta el 2016, siendo sucesora de Lula.
Sin
embargo, el gobierno de Dilma estaría atravesado por importantes
contradicciones. En primer lugar, diferentes partidos que formaban la
coalición de gobierno se deslindan de Dilma. Posteriormente,
comenzarían las protestas sociales que tuvieron como escenario los
Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro. Asimismo, en el 2015 empezaría
a decaer la economía brasileña como parte de la “crisis
de los commodities”. Con
el estallido del escándalo de Petrobras y ODERBRECHT
que tocaría a importantes dirigentes del PT, incluyendo a Lula y a
Dilma, la estrategia de la derecha brasileña se montó en forma de
un golpe de Estado institucional contra el gobierno de Dilma, bajo la
figura del “impeachment”.
La salida forzada de Dilma se produce en el 2016 tomando posesión
Michel Temer.
A
partir de ese momento, Lula ha venido enfrentando un desigual y
viciado proceso jurídico. El PT ha sufrido importantes fracturas y
algunos sectores de la izquierda han radicalizado su crítica contra
Lula. Sin embargo, frente al venidero escenario electoral, en las
presidenciales de octubre de este año, manifestaciones en las calles
gritan “eleições
sem Lula é fraude”.
A pocas horas de redactar estas líneas, Lula inscribe candidatura en
desde Belo Horizonte diciendo: “O
problema não é o Lula, são os milhões de Lula”.
La campaña apenas comienza, es muy temprano para pronosticar, pero
la batalla promete.
Bolivia,
Cuba y Venezuela Renovación o Nada:
Bolivia:
Bolivia
cuenta con positivos indicadores económicos y la consolidación del
MAS en el poder. Sin embargo, la derrota electoral del Referéndum
donde se consultó la posibilidad de que Evo fuese reelegido el “No”
obtuvo el 51,3% de los votos. Esto es síntoma de desgaste de la
propuesta de Evo y su partido, de su narrativa y de su tejido social.
El
fenómeno de la movilidad social que permite el auge económico
genera que la base electoral de los gobiernos de izquierda modifique
sus condiciones electorales y por tanto, sus demandas electorales. La
falta de pericia para entender esta dinámica y la falta de
flexibilidad para modificar la oferta de campaña, las formas de
hacer política y de organización social ha conducido a la derrota.
Evo logró un fallo del Tribunal Constitucional que permitiendo su
reelección. Las protestas en Bolivia se esparcen y el gobierno
disminuye su legitimidad. Para ser reelecto Evo necesitará una
profunda y urgente renovación política.
Cuba:
La
revolución cubana está a punto de cumplir 60 años. Los difíciles
procesos vividos por la isla desde la instauración del gobierno
revolucionario han hecho de Cuba un proceso político algo hermético,
del que se conoce poco y se especula mucho. No obstante, desde el
ascenso de Raúl Castro al poder se vienen gestando una serie de
transformaciones interesantes en la isla.
El
sexto Congreso del PCC empezó a señalar la idea de
“actualizaciones”
en el modelo económico. Desde allí se vienen fortaleciendo
tendencias hacia la apertura económica, el retorno de la pequeña
empresa privada y la inversión extranjera. Muchos analistas
sostienen los indicadores económicos cubanos han mejorado
notablemente.
Ahora
bien, Raúl Castro anunció que dejará el poder en el 2018. Entre
los posibles sucesores se encuentra el actual Vicepresidente Miguel
Díaz-Canel. Este resulta una figura joven, fresca, para el régimen
cubano. No pertenece a la generación de Sierra Maestra y los
Barbudos. Este pudiera ser la figura de una gran renovación de
izquierda en la isla. Es necesario señalar que varios liderazgos
jóvenes como el de Pérez Roque, Lange, Robainda, Aldana, han sido
desterrados del poder político en Cuba, debido a dudas sobre su
lealtad. La notoriedad de Díaz-Canel y su posible ascenso al poder,
denota la confianza que coloca Raúl Castro en este personaje. Es
probable que Díaz-Canel profundice la renovación del modelo cubano.
Vamos a ver hasta dónde puede llegar.
Hoy
Cuba atraviesa un complicado panorama. Después de que Raúl Castro
acordara con la Administración Demócrata de Obama la restitución
de las relaciones diplomáticas y comerciales con Cuba, la victoria
de Trump echa por tierra este logro. Esto tendrá claras
consecuencias económicas para la isla, Díaz-Canel tendrá que
afrontar esta realidad, junto con un proceso de crisis generacional y
desgaste del modelo político, social y económico de la tierra de
Martí.
Venezuela:
El
país vive su peor crisis económica por quinto año consecutivo.
Para el 2018 se espera que el PIB acumulado en este quinquenio se
reduzca a la mitad. Posee una deuda internacional que compromete
gravemente las finanzas de su principal empresa pública PDVSA.
Asimismo, la popularidad de Nicolás Maduro es mucho menor que la que
tuvo Hugo Chávez.
Sin
embargo, el gobierno de Nicolas Maduro y el chavismo en general, es
la única fuerza política de la izquierda continental que no
pretende modificar su estrategia, ni actualizar su modelo político.
Venezuela sostiene un control cambiario desde el 2003 que afecta a
todo el país. Aunado a esto, un amplio gasto gubernamental basado en
una insostenible nomina pública que se ha triplicado. El futuro
económico del país se pinta catastrófico.
Por
otra parte, el chavismo camina hacia un proceso de elecciones
generales en el 2018, bajo el anuncio de la oposición de abstención,
amplias sanciones diplomáticas y financieras y un peligroso cerco
internacional. La presión gira en torno a Caracas. Pero el chavismo
se presenta ensimismado en la estrategia confrontativa, dogmática en
lo económico y clientelar en lo social. Venezuela vive momentos de
alto peligro, y al chavismo le toca renovarse o morir, sin embargo,
la dirigencia, cual últimos samurái, juega al harakiri.
Conclusiones
preliminares:
- Se intenta armar una constraofensiva con una nueva izquierda latinoamericana, moderada, flexible, amplía y heterodoxa.
- Gustavo Petro, Lula Da Silva y López Obrador encabezan esta iniciativa.
- Esta nueva izquierda no cuenta con el apoyo unánime del resto de la izquierda. El sectarismo y las siglas están por encima del delicado momento histórico en la región.
- Cuba ha entendido la dinámica del cambio de época y empieza a renovarse. Díaz Canel promete sumarse a los primeros esfuerzos realizados por Raúl Castro.
- Evo Morales cuyo gobierno ha tenido demostrada amplitud en lo económico con políticas heterodoxas acertadas, tendrá que pensar en una renovación política urgente, de cara a las elecciones presidenciales.
- La cúpula del chavismo en Venezuela sigue a contracorriente de la izquierda en el continente y el mundo. No plantea renovaciones ni políticas, ni económicas. Abusa de la fuerza para sostenerse en el poder e incurre cada vez más en prácticas clientelares y corruptas.
- En el 2020 serán las elecciones presidenciales en EEUU. Trump celebra el éxito de su reforma tributaria, que junto a la depreciación del dólar ha logrado crear empleo, estimular la inversión, a la par de endurecer las medidas contra la inmigración ilegal. No obstante, la figura de Bernie Sanders mantiene una alta popularidad. ¿será Bernie Sanders el nuevo líder que encabece el cuarteto formado por Petro, Lula y López Obrador?, ¿será que una nueva izquierda se levantará contestándole a la pregunta inicial “No estamos derrotados, estamos renovados”?
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